martes, 19 de diciembre de 2017

Augusto Hidalgo in memoriam

El pasado domingo asistí a una de las escenas más surrealistas que he vivido en todos los años que llevo vinculado a la actividad política, se desarrollaba el discurso de bienvenida por parte del Alcalde Hidalgo a la instalación del acuario "Poema del Mar" cuando una de las concejalas de su grupo de gobierno, precisamente la responsable de medio ambiente se manifestaba enfrente, vociferando pancarta en mano.

Resulta que la señora está en contra del proyecto que la institución a la que representa, apoya y no bastándole con no asistir decidió mostrar las vergüenzas del pacto en público. 

Hidalgo es a mí juicio el Alcalde con perfil más bajo de todos los que recuerdo, prisionero de los peligros de su propio gabinete, ha sido incapaz de articular una sola iniciativa propia, teniendo que hacer política continuista de los proyectos de su antecesor, "la metroguagua y el propio acuario".

Las explicaciones del propio Alcalde al gesto de la concejala Pilar Alvarez, me resultan todavía más preocupantes: dice Hidalgo que actuó "a título personal, bajo su derecho a la libertad de expresión" y que el gesto no afecta a sus tareas de gobierno.

Debería saber el Alcalde, que desde el momento en que entras a formar parte de la corporación representas a todos los ciudadanos de las Palmas de Gran Canaria, los que te han votado y los que no. Esta es la clave para una buena gestión municipal (y de esto se algo...) 
No existen opiniones a título personal, se es concejal a tiempo completo y no puedes avergonzar a la institución a la cual representas.

Los ciudadanos solo esperan de un alcalde que tome decisiones y mejore las condiciones de vida de los mismos. Hidalgo tiene ante si una oportunidad para demostrar que realmente es quien rige los destinos de esta ciudad y que no admite chantajes de una pandilla más preocupada por los intereses personales que por los colectivos.

Este pacto nació de forma errónea, en clave de compartimentos estancos donde cada cual campa a sus anchas permitiendo demasiadas salidas de tono y gestos desleales a lo largo de estos más de dos años, principalmente por tres de los concejales de "Las Palmas se puede".
Por una parte, la propia concejala aludida, que ha amenazado con romper el pacto en varias ocasiones, (aludiendo a su condición de miembro independiente de Equo). De otra, el vendedor de libros enfrentado continuamente a funcionarios, empresarios y ciudadanos y para finalizar el "ilustrado" (como los bizcochos de Moya) que sigue sin aportar absolutamente nada al desarrollo de la vida municipal.

Debería Hidalgo decidir en clave colectiva y cesar a la concejala díscola, entre otras cosas por dignidad y por demostrar que antepone sus intereses por los interese de los ciudadanos de Las Palmas de Gran Canaria estos interpretarían la decisión como un gesto de firmeza y principalmente de responsabilidad. Además estoy seguro que la oposición apoyaría la medida aportando estabilidad al consistorio.

Al Alcalde se le presenta un escenario complicado en este tramo final de mandato: por un lado no ha terminado de decidir si se presenta a las primarias en la agrupación socialista de Las Palmas, la más numerosa y donde tendría que asumir el riesgo de llevarse un revolcón por parte de algunos militantes que han visto como se ha alejado de la vida del partido y además critican la incoherencia frente a lo que se manifestaba cuando Cardona habitaba entre nosotros. 
A eso habría que sumarle la necesidad del apoyo de los fieles al padrino de mi chiquillo, algunos de los cuales estarían esperando la oportunidad de pasarle factura por sus gestos de deslealtad a quien lo ascendió a los altares municipales.

Por otra parte su inexistente política de comunicación a lo largo de su mandato, lo han convertido en un perfecto desconocido para la mayoría de ciudadanos cuya percepción es de política continuista en macro proyectos, pero con un considerable deterioro en áreas primordiales como tráfico, limpieza o conservación de zonas verdes.

Le queda poco tiempo al actual alcalde para intentar revertir la situación, pero para esto tendría que asumir su responsabilidad, tomar decisiones y soltar lastre. 

De lo contrario, el partido socialista habrá vuelto a perder una oportunidad crucial, arriesgándose a quedarse en tres o cuatro concejales en las próximas elecciones y el propio Hidalgo será solo un recuerdo...